sábado, setembro 15, 2012

LAS RANITAS EN LA CREMA

Yo estaba en época de exámenes. Había rendido dos finales y un parcial.
Tenía fecha para   mi siguiente examen en una semana y la materia era muy larga.
—No voy a llegar –le dije a Jorge
—. Es inútil seguir poniendo energía en una causa perdida.   Creo   que   lo   mejor   es   presentarme   con   lo   que      hasta   ahora;   así,   por   lo   menos   si   me   bochan   no   habré desperdiciado esta semana estudiando.
— ¿Conoces el cuento de las dos manitas? –preguntó el gordo.
Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de crema. Inmediatamente sintieron que se hundían; era imposible nadar o flotar mucho tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos patalearon en la crema para llegar al borde del recipiente pero era inútil, sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sintieron que cada vez era más difícil salir a la superficie a respirar. Una de ellas dijo en voz alta:
—No   puedo   más.   Es   imposible   salir   de   aquí,   esta   materia  no   es   para   nadar.   Ya   que   voy   a   morir,   no   veo   para   qué prolongar este dolor. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril. Y dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizás más tozuda, se dijo:
— ¡No hay caso! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo ya que la muerte me llega, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quisiera morir un segundo antes de que llegue mi hora. Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar un centímetro. ¡Horas y horas!
Y de pronto... de tanto patalear y agitar, agitar y patalear... La crema, se transformó en manteca. La rana sorprendida dio un salto y patinando llegó hasta el borde del pote. Desde allí, sólo le quedaba ir croando alegremente de regreso a casa.
 
E assim, com a força interior que ainda sinto, vou a nadar até se tornar manteiga!

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